Detrás de cada botella hay una historia de dedicación, esfuerzo y pasión por la tierra. Francisco José García, viticultor y propietario de los viñedos, es el alma de este proyecto. Su vínculo con la viña va más allá del trabajo: cuida personalmente cada cepa, mimando cada detalle del viñedo con un único propósito, obtener la mejor uva posible.
Durante años soñó con elaborar un vino propio, un vino que reflejara la singularidad de su finca y el carácter de su tierra. Ese sueño tomó forma en el año 2022, cuando dio vida a este proyecto vitivinícola, naciendo así la primera producción, limitada a 1.700 botellas. Un vino de autor, con alma, creado con paciencia, dedicación y la ilusión de compartir la esencia de un viñedo único.